He tenido más de una afición en mi vida y siempre tiendo a hacer lo mismo: descubro algo que me resulta interesante, me obsesiono y finalmente llega un punto que me lo tomo tan en serio que parece un trabajo.

Eso es lo que ocurrió con mi canal de YouTube. Cuando empecé en YouTube llevaba unos años viendo vídeos y me parecía sencillo y divertido. Podía ver a otras chicas compartiendo sus compras desde la comodidad de sus casas y pensé que podía hacer lo mismo.
Pronto averigüé que los vídeos se grababan con equipamiento profesional, estaban cuidadosamente editados y grabados en sesiones para proporcionar contenido de manera regular.

Nunca he esperado convertirme en una youtuber famosa pero siempre hago las cosas lo mejor que puedo así que me compré un sistema de iluminación, mejor cámara, programa de edición profesional... A mí no me enviaban los últimos lanzamientos de maquillaje así que me gastaba un montón de dinero en las últimas colecciones en cuanto salían a la venta.

Pero eso no llegaba, tenía que planear lo que iba a grabar y subir en los días elegidos a la hora establecida. Compré un planificador y empecé a llenar los días.
Grabo, edito y subo todo en dos idiomas lo cual implica el doble de trabajo (lo sé, estoy loca!) así que eso significaba que tenía que trabajar realmente duro.
Cuando me iba de vacaciones una semana tenía que dejarlo todo grabado, editado y subido y como subía dos videos a la semana implicaba preparar entre 6 y 8 vídeos para poder irme de vacaciones sin tener que preocuparme del canal. 

Todo empezó a parecerse un poco como un trabajo a tiempo completo. No solamente tenía que hacer todo eso a las noches sino que también tenía que mantener mis redes sociales activas, contestar mensajes e interactuar con otros “para crecer”.
Ya nunca veía la tele ni leía un libro, cualquier momento que tenía libre lo dedicaba a mi canal de YouTube. El problema es que no estaba recibiendo nada a cambio. Las colaboraciones eran solamente con youtubers más grandes y cambios en el algoritmo suponían menos visitas y crecimiento. Con el creciente número de youtubers se estaba haciendo muy difícil destacar. 

Lo que empezó como una afición se estaba convirtiendo en un trabajo no remunerado muy demandante. Sé perfectamente cuánto trabajo supone tener mi canal, blog e Instagram rindiendo perfectamente pero no tengo a un equipo que me ayude ni un salario que me permita dedicarme a ello en exclusica. 

Hoy en día con mi hija tengo incluso menos tiempo y prefiero pasarlo con ella. No obstante tengo una mente hiperactiva y hay montones de cosas que os quiero enseñar e ideas para vídeos o entradas pero luego nunca tengo tiempo de grabarlas.
Pero como veis no me he rendido! De vez en cuando tengo un rato libre y saco unas fotos, unos días más tarde escribo una entrada mientras Astrid duerme en mis brazos. Finalmente nace una nueva entrada en el blog!

Ya no tengo una planificación. No tengo un horario estricto. Cuando puedo proporciono el mejor  contenido posible a mis leales seguidores.

Gracias por leer mis entradas y ver mis vídeos!